Compartimos a continuación el siguiente artículo elaborado por una de las colaboradoras y creadoras de este blog, Paula Andrea Lama Larenas, enfoca su atención en la formación del profesorado en esta nueva etapa tecnológica.
RESUMEN
En este artículo se presentan algunos elementos importantes desde el punto de vista teórico y práctico que deben ser tomados en cuenta para la formación del profesorado en tecnologías, como son las habilidades informáticas, la capacidad de trabajar colectivamente y la capacidad de trabajar con los tiempos individuales y grupales.
INTRODUCCIÓN
El acelerado progreso tecnológico es sin duda uno de los rasgos más relevantes de nuestro tiempo. Se trata de un proceso irreversible que requiere de un permanente discernimiento da la progresiva incidencia que adquiere sobre la vida de los hombres y en el ámbito personal y social. Si las tecnologías de la comunicación e información (TIC’s) son parte de ese proceso, evidentemente debemos prestar atención a los responsables de llevar a cabo ese proceso de incorporación y de asimilación de estas herramientas en nuestra vida cotidiana. De ahí que la formación de los profesores -ahora llamados tutores- en estos aspectos deba estar siempre en el primer lugar de las necesidades educativas actuales.
EL TRÁNSITO DEL PRÓFESOR AL TUTOR
Tal como señala Sáenz, "El nuevo profesor ha de admitir que en la galaxia tecnológica su papel como "instructor" es bastante modesto, y que como exclusivo canal de información no tiene nada que hacer". ( Sáenz, 1995: 161). En efecto, se trata de un nuevo sujeto, menos universal en sus propios conocimientos pero si más dispuesto a motivar la búsqueda del propio conocimiento en sus alumnos (Cejas y Córica). Se trata de cambiar la perspectiva del docente clásico o tradicional donde lo importante es transmitir conocimientos, por uno nuevo que busca crear oportunidades de aprendizaje para sus alumnos (Fernández, 1994: 62). En una palabra, educar en su más profundo acepción[1].
De ahí que el maestro involucrado en las tic’s deba prestar atención al menos a tres aspectos importantes de su formación (transformación) a tutor:
a. Desarrollo de habilidades informáticas. Resulta evidente que sin el conocimiento y manejo fluido de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación y su lenguaje, malamente podrá insertarse en esta nueva forma de enseñar. Estos requerimientos de interfase se derivan de las características propias del medio y el nivel de interactividad que serán utilizados e implica una modificación del paradigma de enseñanza, pues la comunicación e interacción mediada por computadoras es predominantemente escrita, a diferencia de la modalidad presencial en la cual la comunicación oral es la dominante. En efecto, el uso de herramientas como correo electrónico, videoconferencias, foros, chat obliga no solo a manejar la técnica, el equipo, sino que ante todo un manejo conceptual propio de las tic’s.
Desarrollar habilidades informáticas es también conocer y utilizar los diferentes recursos que existen en internet, pero no a nivel de usuario sino que sobre todo como orientador para los alumnos, asesorando cómo buscar para poder dar respuesta adecuada a las actividades previamente diseñadas.
La idea última en este sentido es lograr la utilización pedagógica de la informática, lo que significa cambiar el punto focal del que enseña al que aprende, centrarse en el proceso y la estructura –no tanto en la forma y el contenido- así como también en el grupo ya no en el individuo.
b. Desarrollo de su capacidad de trabajar colaborativamente. El trabajo colaborativo es una de las metodologías más divulgadas para enfrentar el trabajo desde la óptica aprender-aprender. De esta forma, el tutor incentiva al alumno la idea de construir el conocimiento y los saberes en forma conjunta, colectiva. El domino de los mismos ya no depende de las capacidades intelectuales individuales sino de la posibilidad de que un grupo de estudiantes tiene de enfocar los conocimientos y saberes propuestos dentro de una materia, construyendo una inteligencia colectiva.
De esta forma, no destaca quien logra retener o memorizar una gran cantidad de información sino que aquellos grupos que logran recolectar, jerarquizar, clasificar la información habida y la propia en nuevos conocimientos.
c. Desarrollo de habilidades temporales, es decir, el trabajo asincrónico.
El nuevo paradigma exige tanto de los tutores como de los estudiantes el realizar la mayor cantidad de las actividades de aprendizaje en tiempos diversos y específicos, atendiendo a las características individuales. Se deja atrás la necesidad de que en un mismo lugar y tiempo coincidan para desarrollar el trabajo propuesto. Esta característica del nuevo modelo educativo exige del individuo un alto autoconocimiento ya que tendrá que ser capaz –con mucha voluntad- de decidir sus tiempos para llevar a buen fin los objetivos propuestos, tanto personales como de la institución o del grupo.
BIBLIOGRAFIA
SÁENZ BARRIO, O. (1995): "Recursos convencionales" en RODRÍGUEZ DIÉGUEZ, J.L., SÁENZ BARRIO, O. y otros (1995): Tecnología Educativa. Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Educación. (pp. 113-163), Alcoy, Marfil.
L. CEJAS Y J. L. CÓRICA La tutoría en la EaD, Facultad Regional Mendoza de la Universidad Tecnológica Nacional.p.5
FERNÁNDEZ, MUÑOZ, R. (1994,a); “Modelo de Formación del profesor centrado en la Interacción Comunicativa”, en Docencia e investigación, Revista de la Escuela Universitaria del Magisterio de Toledo, Año XIX, enero-junio, p.62
HERRERA BATISTA, MIGUEL ÁNGEL. Las fuentes del aprendizaje en ambientes virtuales educativos. En: http://www.rieoei.org/deloslectores/352Herrera.PDF
CEJAS, LILIAN y CÓRICA, JOSÉ LUIS. La tutoría en la educación a distancia.
LUCERO, MARÍA MARGARITA. La formación del profesorado en la era tecnológica.
[1] Educar viene del latin ex ducere que significa encaminar. De manera libre, definimos educar como “dar al que aprende los medios para abrirse al mundo, sacando lo mejor de uno mismo, encauzarlo hacia el pleno desarrollo de sus potencialidades”. Nota del autor.
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